martes, 13 de octubre de 2009

Gratitud como estado emocional básico.

Compartido por Delia Castillo, del libro Cada día merece una oportunidad, Cap. 3.
Tener a la Gratitud como nuestro estado emocional básico, es cumplir con lo que se nos pide en 1Tesalonicenses 5: 16 –18: “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dar gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” Es tan fácil como si nos dedicáramos a medir los regalos de Dios, coleccionando tus bendiciones, catalogando sus bondades, juntando las razones por las cuales estamos agradecidos y recitándolas. Siguiendo estos pasos, prontamente nos encontraremos dando gracias por los problemas de la vida, como fue el caso de Sidney Connell. Cuando le robaron su bicicleta recién comprada, la niña llamó a su papá y le contó la mala noticia. Él esperaba que su hija estuviera alterada, pero Sidney no estaba llorando. Se sintió privilegiada. “Papá”, se jactó, “de todas las bicicletas que se habrían podido llevar, se llevaron la mía”. La gratitud siempre es una opción. Tal como lo hizo Matthew Henry al escribir en su diario después de haberle sido robado su bolso: “Primero quiero dar gracias porque nunca antes me habían robado, en segundo lugar, por que así se hayan llevado mi bolso no me quitaron la vida; en tercer lugar, aunque se llevaron todo lo que tenía, no era mucho; y en cuarto lugar, por que me robaron a mí y no fui yo el que robó.” Si nos especializamos en la gracia de Dios y medimos sus regalos, encontraremos más fácil el lado bueno y la enseñanza en cada prueba, en cada problema. ¿Parece imposible? ¿Cómo podremos saberlo? Pues no lo sabremos hasta que le demos una oportunidad a cada día de llevarlo a cabo.

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