lunes, 28 de septiembre de 2009

Semilla de Mostaza



Es admirable y muy impresionante el crecimiento que ha tenido la Iglesia Beréa de Cancún.
Ayer que asistimos algunos de nosotros al festejo de su aniversario, pudimos percibir un ambiente de mucho júbilo entre sus integrantes, quienes cantaban al Señor llenos de orgullo por el hecho de ser parte de esta congregación que cumplió exactamente el día 26 de Septiembre, 26 años de fundada y en activo en la obra del y para el Señor. En lo personal, lo más impresionante fue reconocer el edificio que nos vió crecer a mis hermanos y a mi por varios años, cuando domingo a domingo asistíamos a la escuela dominical en ese entonces dirigida por Linda Smith; una ráfaga de nostalgia combinada con felicidad me envolvió durante el tiempo de las alabanzas, por un lado la nostalgia me hizo recordar las muchas llegadas junto con mis padres al edificio que sigue abrigando a la congregación y sentarnos en aquellas bancas de madera esperando a que comenzara el servicio, atenta a la frase (aún vigente tanto en esta congregación como en la nuestra) : “ahora los niños pueden pasar a sus clases.” Y la felicidad, se combinaba al mismo tiempo que las fotos de Greg se proyectaban en la pared, permitiendo que aquellos chicos que asistían en los primeros años de la Iglesia Beréa, compartieran el tiempo y el espacio con ellos mismos ahora jóvenes en carne y hueso. En ese momento, recordé la parábola de la SEMILLA DE MOSTAZA (Mateo 13:31 y 32). La Iglesia Beréa como semilla de mostaza fue sembrada por Greg y su familia hace 26 años, Dios ha proveído el crecimiento de ya dos generaciones, a través de la constancia y la fidelidad del pastor Jaime y sus obreros, participando afanosamente en los ministerios a los que han sido llamados. Y hoy podemos ver una Iglesia frondosa, con grandes ramas y bajo su sombra siguen refugiándose muchos nuevos y antiguos congregantes. Definitivamente este tipo de experiencias tan enriquecedoras para mí, que me permiten ver reflejado el gran poder de Dios sobre nosotros sus hijos, me hacen retomar fuerzas para seguir adelante, por que deseo que mis hijas vean también como Dios trabaja en nosotros y su obra florece al tiempo que nos abriga y protege. A Dios gracias por la vida de Greg y Linda, del pastor Jaime, de los obreros de la Iglesia Beréa, y le pido por nuestro trabajo en su obra, que sea una necesidad en nuestra vida para sentirnos orgullosos y contentos con su crecimiento el cual solo puede darlo Él por su gran misericordia para con nosotros.
por Carolina Zepeda...


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