lunes, 22 de marzo de 2010

PIEDRAS VIVAS:Las leyes de Dios grabadas en nuestro corazón nunca podrán ser quitadas del terreno público.

COMPARTIDO POR DELIA CASTILLO.

2 Corintios 3:1-6.

¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad, como algunos, de cartas de recomendación de vosotros? Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todas los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escritas no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo, no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.

Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.

He visto una serie de informes recientes acerca de los esfuerzos que se están haciendo para quitar los monumentos que exhiben los Diez Mandamientos de los lugares públicos en los Estados Unidos. Es lamentable, por los monumentos celebran la justicia, y “la justicia engrandece a la nación” (Proverbios 14:34). Creo que quitar estos recordatorios es un reflejo de cómo se están desmoronando nuestros fundamentos morales.
Sin embargo, existe un monumento a la justicia que perdura, que no se puede quitar: la verdad de Cristo, escrita en corazones humanos por el espíritu de Dios. (2 Corintios 3:3).
Los que tienen la ley de Dios escrita en sus corazones aman al Señor con toda su mente, alma y fuerza. Demuestran ese amor al mundo honrando a sus padres, siendo fieles en su matrimonio y mostrando integridad en su trabajo. Respetan la vida humana y tratan a todos los hombres y mujeres con dignidad y honor. No hablan mal de nadie, por mucho que sea el daño que les hayan hecho a ellos. Están contentos con las señales externas de que la ley de Dios está viva, escrita en nuestros corazones “con el Espíritu del Dios vivo”. Tú y yo somos monumentos vivos a la gracia de Dios. Debemos permanecer. El mundo nos mira.

No hay comentarios:

Publicar un comentario