lunes, 7 de junio de 2010

Testimonios / Bautismos.

Los domingos 23 y 30 de Mayo, tuvimos la bendición de presenciar los bautismos de algunos miembros de nuestra congregación, aqui les presentamos sus testimonios:

Karemly Alegría.






Florsha Tellechea.

Gaby Peón

Tú, ¿serás el primero en arrojar la piedra?



Compartido por Delia Castillo.





Debemos pensar seriamente acerca de las verdades contenidas en el relato de la mujer adúltera. Este es un relato muy simple pero las emociones que están involucradas ahí son muy complejas. Primero fueron los fariseos quienes los que acusaron a una mujer sorprendida en adulterio. Ellos trajeron a esta mujer a Jesús para saber si en este caso, él haría cumplir la ley de Moisés. Ahí estaba la mujer, condenada por los hombres religiosos. Ellos no subestimaron el pecado de ella. Incluso el cielo condenaba su acto por la ley.
Entonces vemos a Jesús quien tiene que decidir cómo responder a la acusación de los fariseos, y como llevar a la mujer al trono de la misericordia de Dios. Vemos la forma en que el hombre tata con el pecado. Tanto como la mujer pecadora como los fariseos justificados por sí mismos necesitan la decisión de Jesús. Jesús tenía mayores dificultades con personas que pensaban estar en lo correcto, que las que tenían con aquellos que sabían que estaban errados. Probablemente la mayoría de las desdichas del mundo, las peleas en los hogares, en las escuelas, en las sociedades e incluso en las iglesias se llevan a cabo por grupos opuestos los cuales está convencidos que están en lo correcto.
Cuando el hombre trata con el pecado, procura buscar la equivocación. Tiende a hacer púbicas eses equivocaciones y luego utiliza los pecados y los errores de otros para aprovecharse personalmente. Por último Dios ni siquiera es considerado en esas disputas.
Cuando es Cristo el que trata, él mira la situación con calma no con impetuosidad. Él escribe nuestros errores en la arena más bien que en la piedra. Él trata con los acusadores diciendo que aquel que no tiene culpa es el que puede lanzar la primera piedra.
En un grupo había una sola persona que no tenía pecado y que tenía el derecho de lanzar la piedra. Jesús en lugar de condenar a la mujer la perdonó. Sin embargo el relato no termina solo con las palabras de perdón pronunciadas por Jesús. Ella necesita más que la liberación de su condenación. Su vida pasada manchada por el pecado necesitaba del perdón; peros u vida presente y futura necesitaban pureza y fuerza interior. Las palabras finales de Jesús fueron: “vete, y no peques mas”. Jesús dijo en una ocasión: “el Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son Espíritu y son vida” Juan 6:63; 7:38-39.
Ahora, ella experimenta el Espíritu de las palabras de Jesús, capaces de transformar la vida: Tanto la bendición del perdón como un nuevo poder de pureza y de liberación invadían su vida. Recuerda que el propósito de Jesucristo es perdonarnos los pecados a la vez que libertarnos del poder del pecado.
Nuestra generación necesita no solo un avivamiento de las buenas nuevas sino también uno de justificación, un mensaje del calvario que les diga amillones de personas: Ni yo te condeno; vete y no peques mas.
El que de nosotros este sin pecado sea le primero en arrojar la piedra contra ella. Juan 8:7.

Estudio, 6 Junio 2010.

Por Jorge Gaona.

Este es el audio del estudio de ayer Domingo 6 de junio de 2010.